Un palacete de ensueño que no deja a nadie indiferente



Proyectado para los Rodríguez-Acosta, importante saga de banqueros y artistas granadinos, en la década de 1920 por José Felipe Giménez Lacal, que también colaborará en el carmen familiar.
Sigue el modo de las villas italianas paladinas y se asienta sobre una colina aterrazada para crear distintos espacios ajardinados, siguiendo el eclecticismo académico para las residencias señoriales de la época. El palacete tiene dos plantas sobre un semisótano. En el momento de su construcción las cuatro fachadas, cada una con distinta composición, permitían vistas a la Vega, Sierra Nevada y la Alhambra. Abandonado y a punto de desaparecer, el constructor local José Ávila Rojas lo donó a la ciudad en 1993. Tras su donación, éste ha sido restaurado y hoy se utiliza para la celebración de eventos municipales. Se pueden visitar los jardines todos los días.
Fotos de Javier Sánchez